La OMS reconoce la salud como un estado de bienestar físico, psíquico y social. Por tanto, para estar sanos debemos tener las 3 esferas adecuadamente libres de dolencias.
Es sobradamente conocido el efecto beneficioso de la actividad física sobre el organismo humano a cualquier edad, si bien es especialmente relevante en las primeras etapas de la vida. La razón es que estamos produciendo nuevas células durante los primeros años de vida y su correcta formación y composición nos afectará de forma determinante durante los siguientes años de vida.
Precisamente por esta razón, una persona que ha hecho deporte de niño tendrá más beneficio asociado a la práctica de ejercicio físico de mayor, más facilidad de ponerse en forma, más capacidad de regular sus patologías osteomusculares y menos enfermedades cardiovasculares.
El golf cumple todos los criterios de la OMS para mejorar la salud de las personas que lo practican pues ejerce un efecto beneficioso a nivel físico –gasto calórico–, psíquico –diversión al aire libre– y social –deporte en grupo–.
Varios estudios internacionales han demostrado que la práctica del golf se asocia a numerosas mejoras sobre la salud. Además, estas ventajas saludables se pueden observar desde los niños hasta los ancianos, desde individuos sanos a pacientes con algún tipo de patología crónica, desde jóvenes deportistas a adultos que no han realizado ejercicio con regularidad.
La posibilidad de gastar calorías de una forma progresiva, durante varias horas, alternando la caminata con las irregularidades del terreno, los movimientos más técnicos a nivel osteoarticular (approach, chipping…) con aquellos que implican grupos musculares más amplios (swing), enriquecen la práctica de ejercicio físico dentro de un contexto de sociabilidad y, generalmente, relajación o bienestar psíquico.
Por todas estas razones, la práctica del golf es una actividad saludable para cualquier individuo independientemente de su edad, se relaciona con un beneficio directo sobre su organismo, previene el desarrollo de patología cardiovascular y, si se acompaña de hábitos nutricionales saludables, forman una combinación muy beneficiosa para la salud.