En numerosas ocasiones, los jugadores aficionados se preguntan cómo funciona la condición de ritmo de juego que aplica la RFEG en sus competiciones, similar, si no igual, a la que se aplica en los circuitos profesionales nacionales e internacionales.La
Nota 2 de la Regla 6-7 dice que “con el fin de prevenir el juego lento, el Comité puede, en las condiciones de la competición (Regla 33-1), establecer directrices de ritmo de juego incluyendo tiempos máximos permitidos para realizar una vuelta estipulada, un hoyo o un golpe.”De acuerdo con ello, la Real Federación Española de Golf dicta, en sus
Condiciones de la Competición y Reglas Locales Permanentes una condición por la que se establece que los jugadores han de concluir la vuelta estipulada en un tiempo determinado, estableciendo un tiempo máximo permitido para concluir cada uno de los hoyos. Dichos tiempos son establecidos por el director del torneo o el árbitro principal, y varían de un campo a otro, y de un hoyo a otro, en función de la complejidad del hoyo, longitud, distancia entre el green del hoyo anterior y el lugar de salida, etc. Antes del inicio de la competición se valora, en términos de tiempo, cada uno de los hoyos, y se realiza lo que se conoce como la “tabla de tiempos”, herramienta fundamental para los árbitros para monitorizar el ritmo de juego de cada partida. La tabla de tiempos no es más que una hoja donde se muestra cada uno de los grupos de la competición con sus horas de salida, y el tiempo de paso de cada uno de estos grupos por los diferentes hoyos. De esta forma los árbitros van tomando nota del momento en el que cada grupo concluye el juego de un hoyo, y lo compara con la hora a la que, según la tabla de tiempos, deberían haberlo concluido. Si el momento de la conclusión del hoyo coincide con el tiempo permitido o por debajo de él, el grupo estará jugando al ritmo establecido por el Comité. Si el momento de la conclusión sobrepasa el tiempo máximo permitido, entonces ese grupo no está jugando al ritmo establecido. Como probablemente el árbitro ya dispone de la información sobre los grupos que le anteceden, sabrá si el responsable de la pérdida de tiempo es ese grupo en cuestión, o algún antecesor. Además, en caso de que determine que es ese el grupo que ha perdido su posición en el campo, también habrá recabado información sobre la posible causa de esa pérdida de tiempo, debida, normalmente, a una búsqueda de bola, una intervención arbitral que se haya prolongado excesivamente, un hoyo especialmente calamitoso para alguno de los jugadores, etc. Si existe una justificación para que ese grupo esté fuera de su posición, entonces el árbitro se limitará a monitorizar ese grupo en los hoyos posteriores, para comprobar que va recuperando paulatinamente su posición, es decir, va recuperando esos minutos perdidos. Sin embargo, si no existe una causa justificada, o bien el grupo no es capaz de recuperar su posición transcurridos unos hoyos, el árbitro habrá de adoptar otras medidas para conseguir que el grupo recupere su posición y no entorpezca el normal desarrollo del juego del resto de la competición. Estas “otras medidas” es lo que comúnmente se conoce como “poner en el cronómetro” al grupo. El árbitro no avisa al grupo de que va a ser cronometrado. Sin embargo, cuando un árbitro está cronometrando a un grupo, su presencia se hace muy evidente para los jugadores, de manera que éstos tardan muy poco en darse cuenta de que están “en el cronómetro”.Para cronometrar a un grupo, el árbitro usa otra tabla conocida como “hoja de toma de tiempos”. En ella, el árbitro irá anotando el tiempo que tarda cada jugador en ejecutar un golpe, contando desde el momento en el que el árbitro considere que es su turno de juego. Esta determinación de cuándo considera el árbitro que comienza el turno de juego del jugador no se hace arbitrariamente, sino que existen una serie de procedimientos y protocolos que los árbitros aplican para su determinación. Como resultas de ello, el tiempo permitido para la ejecución del golpe es, sin lugar a dudas, más que suficiente. Por norma general, la
condición de ritmo de juego de la RFEG permite al jugador ejecutar el golpe en un tiempo no superior a 40 segundos, aunque determinados golpes tienen un límite de tiempo superior. Si un jugador supera este límite, el árbitro le avisa de que ha tenido “un mal tiempo” y le advertirá de que el próximo mal tiempo acarrearía una penalidad. En efecto, la condición de ritmo de juego de la RFEG establece las siguientes penalidades en el juego por golpes:
Un mal tiempo: advertencia verbal del árbitroDos malos tiempos: 1 golpe de penalidadTres malos tiempos: 2 golpes de penalidadCuatro malos tiempos: descalificación
El árbitro continuará cronometrando al grupo en cuestión hasta que sean capaces de recuperar su posición en el campo, es decir, hasta que recuperen el tiempo perdido. Durante la pasada semana en Hacienda Riquelme, fueron varios los grupos cronometrados. Afortunadamente, ningún jugador incurrió en penalidad por incumplir la condición del ritmo de juego, aunque tres jugadores incurrieron en un primer mal tiempo y hubieron de ser advertidos por el árbitro. Para conocer mejor las Reglas de Golf, busque tiempo para visitar asiduamente la
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