. Jon Rahm mejora prestaciones con una vuelta de 4 bajo par, un resultado que le deja a nueve golpes del primer puesto
El Acciona Open de España presented by Madrid se debate a 18 hoyos para la conclusión entre Matthieu Pavon, líder provisional de la competición; Alfredo García Heredia, tercero, mejor español clasificado; y Jon Rahm, la perenne referencia de un torneo al que engrandece a cada paso.
El triple foco de atención surge como consecuencia de 54 hoyos disputados en los que, para empezar, Matthieu Pavon se mantiene desde el primer momento en lo más alto de la clasificación gracias a un juego sólido que parece no tener fin, mientras que el asturiano Alfredo García Heredia le sigue a distancia de cuatro golpes, en su caso mediante un ejercicio de paciente eficacia.
Caso aparte merece el tercer elemento de atención, el omnipresente Jon Rahm, un jugador adherido a la historia de muchos torneos, y por ende del Open de España, empeñado en comerse el palmarés a grandes bocados a pesar de su gran juventud. A veces, sin embargo, su meteórica velocidad choca contra los elementos, esa infinita variedad de condicionantes que, en su caso, bien combinados, conducen al éxito pero que cuando se tuercen, como es la ocasión, desembocan en descontento colectivo.
“He jugado mucho peor que en la segunda jornada, pero el resultado ha sido mucho mejor”, relataba Jon Rahm tras firmar una notable vuelta de 4 bajo par en la que supo inscribir 6 birdies en su tarjeta, un resultado más que aceptable pero sin embargo insuficiente para aspirar con garantías al cuarto título por las rémoras acumuladas con anterioridad en las dos rondas previas.
“Es muy difícil, pero…”, reconocía cuando se le preguntaba por ese inquebrantable deseo multitudinario de verle en lo más alto, de ganar una vez más, consciente de que los nueve golpes de ventaja que le saca Matthieu Pavon y los 33 jugadores que hay de por medio en la tabla suponen un muro de proporciones gigantescas incluso para alguien acostumbrado como a concretar gestas descomunales.
De todo ello se beneficia Matthieu Pavon, que se ha trabajado desde el primer día su envidiada situación. El francés, sin títulos de los presumir en el DP World Tour, acostumbrado a concluir en la zona media la tabla, ha encontrado un huracán de inspiración en las dos últimas semanas, sexto clasificado en el Alfred Dunhill Links Championship y, ahora, sólido líder desde que inscribiese 63 golpes en la primera ronda del Acciona Open de España.
Cinco golpes de menos del par y -16 en total, en el marco de otra loable actuación, convierten al golfista galo en máximo foco de atención y en objetivo a batir por parte de Alfredo García Heredia y Gonzalo Fernández Castaño, los dos españoles ubicados dentro del Top 10.
El asturiano, con -12, un fijo de buenas actuaciones en los Open de España, experimentó una vuelta taquicárdica donde le pasó de todo, un saltimbanqui plasmado en 7 birdies y 4 bogeys en su tarjeta. “Es un día salvado, no he estado fino, pero el resultado ha sido bueno y eso es lo que más importa”, resumía con escueta sinceridad quien ya avisó de que pretende lo mejor, superando al menos el sexto puesto conseguido en la edición anterior.
Muy cerca, desde la séptima plaza con -11, Gonzalo Fernández Castaño es sonrisa en estado puro. Un 70 y dos 66 le impiden mantener un semblante serio, sobre todo porque recupera sensaciones de cuando ganaba torneos, hasta siete del Circuito Europeo.
Una década después de su último triunfo, Fernández Castaño exhibe la felicidad de a quien hasta el momento todo le ha salido bien. “He metido muchos putts”, “tengo grandes sensaciones”, “el apoyo del púbico es maravilloso”…, el madrileño disfruta de la halagüeña situación a la espera de hacer algo realmente grande, “por qué no”.
Con estas premisas, un poco más atrás, a cierta distancia, se encuentran también otros españoles con caché suficiente para incrementar el palmarés español del Abierto Nacional, caso de Alejandro del Rey, Pablo Larrazábal, Adrián Otaegui… y Jon Rahm. Son nueve golpes de diferencia con el líder provisional, sí, pero nadie le quiere dar por perdido.