Dentro de la misma, y a lo largo de los 4 ó 5 años que dura dicha licenciatura, dependiendo del plan de estudios que el profesional haya cursado, algunas universidades ofertan, dentro de las asignaturas optativas o de libre configuración, alguna asignatura relacionada con la especialidad de deportiva. Evidentemente esta formación es escasa, por lo que la única opción de la que disponemos los profesionales de esta rama es cursar estudios de postgrado una vez acabada la licenciatura.
Este tipo de estudios, presentados como masters, son ofertados por varias universidades españolas, como la UNED, la Universidad Autónoma de Madrid o la Universidad de Barcelona, cuya duración suele ser de dos años, la única vía para entrenar a diferentes deportistas en la parcela psicológica.
Hay que reconocer por ello que, a pesar de los esfuerzos, la psicología del deporte en España aún no ocupa el lugar que se merece ni disfruta de la relevancia que debería tener, como goza por ejemplo en países como Estados Unidos, en la que lleva implantada un mayor número de años y la figura del psicólogo deportivo en ningún momento es cuestionada, sino que es un miembro más del equipo técnico.
La explicación a este fenómeno puede estar en el excesivo miedo a lo desconocido o en experiencias negativas que han cometido otros “profesionales” sin ningún tipo de formación que han trabajado en esta parcela en años anteriores en instituciones deportivas de mucho renombre.
Es por ello que todavía se siguen cometiendo errores a la hora de confiar el entrenamiento psicológico de los deportistas a una persona concreta que se vende como especialista en esta disciplina. No en vano, existen aún algunos “profesionales" que sin ningún tipo de pudor ofrecen tarjetas de presentación en las que se denominan a ellos mismos psicólogos deportivos o “Mental-training”, y que se dedican a manipular el trabajo del verdadero psicólogo especialista en actividad física y deporte, ofreciendo una imagen pobre, decepcionante y equivocada de los verdaderos profesionales de esta disciplina.
Por tanto, si cualquier club o institución deportiva dispone de suficientes recursos económicos como para que los deportistas que tienen en sus filas amplíen su rendimiento por medio de esta parcela más de entrenamiento, indispensable para conseguir grandes logros, debe cerciorarse de la formación real de la persona que pretende encargarse del entrenamiento psicológico de los deportistas que forman parte de esa institución. De este modo evitaremos que los profesionales adecuadamente formados tengan que pagar los errores de los que no lo son.
Encarna María Lozano Casero Psicóloga Especialista en Actividad Física y Deporte