Colin Montgomerie, Sergio García, Rory McIlroy y Phil Mickelson. No es la nómina de ganadores de un ‘major’. Ni el Ranking Mundial de una semana cualquiera. Es una crecedera lista de estrellas de primer orden que ya han visto como un chico de Barcelona les privaba de un título importante. El chico, claro está, se llama Pablo Larrazábal.
No es habitual que un golfita consiga sus primeros títulos en situaciones límites, rayanas en lo dramático, y ante jugadores a los que ha admirado y seguido por televisión. Lo normal es que el joven crezca paso a paso hasta alcanzar un cenit en su carrera en el que, esta vez sí, se pueda codear con sus ídolos. Pues esto no le ha ocurrido a Larrazábal, que ha demostrado que donde más rinde es ante los mitos del golf.
Empezó esta carrera de ‘matagigantes’ en la tarde del 29 de junio de 2008, en la que se encontró cara a cara en Le Golf National de París con Colin Montgomerie, un grande del golf mundial capaz de intimidar a un joven tanto por su palmarés como por su fama de jugador arisco.
Lejos de ceder ante la presión, Larrazábal se creció para superar al escocés con un 67 en la última jornada. Fue su primer triunfo internacional –no había ganado en el Challenge Tour- y su tarjeta de presentación ante el gran público.
Tres años después repitió gesta en el BMW International Open de Munich (Alemania), pero esta vez el rival era aún más duro: Sergio García. Ambos sumaron 272 golpes tras entregar sendos 68 en la vuelta final, en la que desbancaron a Mark Foster, por lo que salieron a play off. Tras cinco hoyos de agónico desempate con dos birdies y dos pares por bando, Larrazábal firmó el birdie definitivo para alzarse con el título. Otro gigante en la cuneta.
La última gesta del catalán data de este enero de 2014. Sus rivales directos, Phil Mickelson y Rory McIlroy, una montaña enorme que haría que cualquier golfista joven empequeñeciese hoyo a hoyo. Pero Larrazábal es de otra pasta. Ni el estadounidense ni el norirlandés le consiguieron presionar lo suficiente como para hacerle ceder un golpe. Al final, 67 disparos, victoria y otra página brillante en la leyenda del matagigantes.
A la sombra de Alex
No es inusual que un gran deportista tarde en destaparse tras haber sido eclipsado por compañeros de generación con más brillo en sus primeros años. A Pablo Larrazábal le ocurrió con su propio hermano, Alejandro, que en su día se convirtió en un prometedor amateur capaz de ganar el British Boys.
Y no se puede decir que Pablo Larrazábal no fuese un jugador amateur de primer nivel, porque sus resultados fueron sobresalientes en todos los peldaños de su formación. Junto con compañeros de generación como Alejandro Cañizares o Álvaro Quirós puso su rúbrica en páginas brillantes de los Equipos Nacionales.
Alejandro es hoy un cotizado caddy que le ha llevado la bolsa al mismísimo Jose María Olazábal, pero es el pequeño Pablo –que ya cuenta 30 años- el que ha despuntado en el golf. En ambos casos, ‘darle a la bolita’ era casi una obligación para ambos, dado que su padre, Gustavo, es un apasionado del golf que integra los Equipos Nacionales Senior, y su madre, Elena, ha sido campeona de España en diferentes categorías. El golf corre por las venas de los Larrazábal Corominas.
Ahora, con tres victorias en el Circuito Europeo a sus espaldas y una merecida fama de ‘matagigantes’, este barcelonés amante del fútbol encara el futuro con las mejores perspectivas. En el horizonte se vislumbran una Ryder Cup y unos Juegos Olímpicos. Nada que un especialista en derribar muros no pueda conseguir.
Su última victoria en Abu Dhabi
A mediados del mes de enero de 2014, Pablo Larrazábal consiguió la primera victoria española del año en el Circuito Europeo tras imponerse en una soberbia última jornada en el prestigioso Abu Dhabi HSBC Golf Championship, un torneo en el que se dieron cita muchos de los mejores golfistas del mundo.
Pablo Larrazábal firmó 18 hoyos espectaculares, con seis birdies –uno de ellos en el 18– y un solo bogey para una tarjeta de 67 golpes y -14 al final. Con ese rendimiento sólo quedaba esperar que alguno de los que iba por delante pinchase, y eso le sucedió al estadounidense Phil Mickelson, que lideraba la prueba y tropezó en el 13, donde se anotó un triple bogey.
Esa circunstancia la aprovechó el español para tomar el liderato, a pesar de que Rory McIlroy o George Coetzee, que se despidió con un 66, estaban al acecho. El sudafricano compartió la cuarta plaza con Rafael Cabrera-Bello, que en Abu Dhabi se reencontró con su mejor juego. Sus vueltas de 67, 68, 73 y 68 golpes para -12 al total le permitieron jugar con los mejores.
Miguel Ángel Jiménez (-7) y Sergio García (-6) completaron una sobresaliente actuación coral española. Sólo Inglaterra y Sudáfrica metieron más jugadores entre los 30 mejores.
Transcurridas tres jornadas, Pablo Larrazábal era cuarto con -9, a tres golpes del líder, el escocés Craig Lee, que en la última manga se fue hasta los 77. Por su parte, tanto Rafael Cabrera-Bello como Miguel Ángel Jiménez eran sextos con -8.
Esta ha sido la tercera victoria de Pablo Larrazábal en el Circuito Europeo. Logró la primera en el Open de France ALSTOM de 2008, y amplió su palmarés en 2011 con BMW International Open. En 2013 cosechó siete Top 10, lo que habla de una temporada sólida en la que únicamente faltó el triunfo.
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