. Jornada final fastuosa, con miles de aficionados siguiendo un espectáculo deportivo que ha pasado a los anales del golf español
. El vasco Jon Rahm y el cántabro Nacho Elvira -tercer clasificado, además de Jorge Campillo, quinto- establecieron un duelo simplemente épico tras diluir mediante aciertos al irlandés Paul Dunne, líder a primera hora de la jornada
Jon Rahm y el público han ganado el Open de España 2018, dos importantes triunfos unidos mediante una conexión literalmente eléctrica que ha convertido al golf, durante cuatro apasionantes jornadas, en auténtico espectáculo de masas, con miles y miles de personas rendidas ante un evento verdaderamente mágico.
El golfista vasco cierra a las primeras de cambio, en lo que ha constituido su debut en el Open de España, uno de los círculos victoriosos que ansiaba completar en alguna ocasión a lo largo de su ya indudable exitosa trayectoria deportiva, un objetivo cumplido sin embargo de forma acelerada, como todo aquello relacionado con un currículo que se desarrolla a velocidad simplemente supersónica.
“Vengo a ganar”, dijo Jon Rahm con la convicción que le caracteriza en la jornada previa al inicio de un torneo que ha pasado a engrosar una de las páginas más emotivas y bellas de la historia del golf español, adornadas por un público enfervorecido y multitudinario en una edición histórica que ha encumbrado a un jugador genial y a unos aficionados a su altura.
Curiosidades de la vida y de los anales de este deporte, la victoria de Jon Rahm se enlaza con la conseguida asimismo un 15 de abril, pero de 1972, por Antonio Garrido, cuando el ilustre madrileño se convirtió en el primer ganador español del European Tour al imponerse en el Open de España de aquel año en el Club de Golf Pals, el primer torneo que se celebró en nuestro país dentro de la estructura del European Tour y que también fue la primera prueba regular de este Circuito.
Cuarenta y seis años después, por aquello de los hados del deporte, la gloria vuelve a hermanar en cariñoso abrazo al Open de España y a un golfista español, en este caso Jon Rahm, destinado a impulsar hasta extremos insospechados a un deporte de masas.
La jornada final, simplemente apasionante, se planteaba como un caza y captura de los españoles Nacho Elvira y Jon Rahm sobre el irlandés Paul Dunne, un golfista de indudable clase que durante los 54 hoyos previos se había mostrado sencillamente implacable.
A uno y dos golpes del líder a media mañana, con 18 hoyos para revertir esa situación, Nacho Elvira y Jon Rahm se enfrascaron en un duelo simplemente épico del que Paul Dunne no encontró la fórmula para participar, lastrado por dos bogeys en el 11 y el 14 que constituyeron el punto y final a unas opciones victoriosas ya dubitativas durante la primera vuelta.
Ajenos a ello, Jon Rahm y Nacho Elvira, en partidos diferentes, luchaban a distancia por el codiciado título, un mano a mano exclusivo repleto de réplicas y contrarréplicas, donde oportunos birdies -los dos primeros hoyos de Jon Rahm- e incluso eagles -el consumado por Nacho Elvira en el 5, para seguirle el ritmo del vasco- no hacían sino incrementar la tensión, destronado de su atalaya el citado Paul Dunne, mientras Jorge Campillo, quinto clasificado, contribuía a incrementar merced a otra gran actuación la aureola victoriosa del golf español.
Jon Rahm, reiterativo en sus aciertos, tomó la iniciativa a mitad de recorrido en un fase del mismo donde el vasco arañaba los golpes al campo que el cántabro ansiaba, un deseo culminado de bruces por Nacho Elvira cuando dos birdies consecutivos, en los hoyos 13 y 14, devolvieron una igualdad al marcador rota de forma irreversible en el momento en el que Nacho Elvira afrontó el hoyo 17, punto del recorrido donde, tras enviar la bola al agua y fallar posteriormente un putt de escasos centímetros, cercenó todos sus opciones de triunfo en el marco de una actuación en cualquier caso sobresaliente.
Al mismo tiempo llegó Jon Rahm al hoyo 18, abarrotado de público, donde rubricó su consabido birdie. Y con ello llegó también la locura colectiva, el cerrado aplauso de agradecimiento, la encendida ovación de reconocimiento, el punto y final a un Open de España 2018 absolutamente mágico.
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